-Jack-
Camino a la escuela bajo los rayos del sol, es un día muy tranquilo, me gustan los días así. Hoy es el primer día de escuela y gracias al cielo ya habló con Elizabeth desde hace dos días, qué sorpresa se llevará cuando sepa que estamos en el mismo salón, que en realidad no es coincidencia, me estiro un poco para dejar el sueño atrás, a mi derecha hay un hermoso parque muy verde. Siento un escalofrío recorrerme el cuerpo, es extraño esa sensación sólo la tengo cuando me encuentro con algún otro ser que no es humano, volteo buscando algo que me indique de dónde proviene aquel escalofrío pero no encuentro nada así que continuó caminando.
Un poco más adelante veo, está caminando de una manera muy pensativa, me pregunto qué estará pensando, veo como lanza una sonrisa al aire y siento como un gran revoloteo nace en mi estómago mientras se forma una sonrisa en mis labios, el color y el calor aumentan en mi cara, levanto la mano y gritó su nombre.
—¡Elizabeth! — ella voltea y me sonríe lo que hace que me sonroje nuevamente, corro hacia ella y la saludo.
—Buenos días — digo con una gran sonrisa en mi rostro.
—Buenos días— me responde ¿Qué haces aquí?— pregunta con una cara llena de asombro.
—Pues voy a la escuela y ¿tu?
—¿vas a la escuela?— se queda pensando un poco —en esa dirección solo hay una escuela, eso quiere decir… ¡¿vamos en la misma?!— dice casi gritando.
—Correcto— digo muy feliz.
—wow que guardadito te lo tenias—dice mientras me da un suave golpe en el hombro.
Entramos al salón y las clases transcurren con normalidad aunque de vez en cuando le pasaba papelitos para no aburrirme ya que el conocimiento básico me resulta muy fácil, ella sólo sonreía mientras leía los papelitos, cielos, cada vez que ella hace eso siento mi corazón latir más fuerte, en ocasiones respondía y regresaba el papel, salimos del salón y caminamos a la salida.
—¿Me acompañaras a casa? pregunta ella.
—Exactamente— digo muy alegre, “solo quiero estar todo el tiempo que pueda contigo”.
—No lo hagas— hace una pausa— mejor sólo la mitad del camino, hasta la parada.
—De acuerdo— respondo de una manera un tanto decepcionada, me duele el corazón.
Vamos caminando en silencio cuando de repente escuchó un “¡cuidado!” volteó hacia atrás para ver de dónde proviene el sonido pero es muy tarde, giro mi cabeza hacia Elizabeth y me encuentro con que está tirada boca abajo con un tipo de cabello negro sobre ella, reaccionó de inmediato y ayudó a que se levante.
—¡Ten cuidado idiota! —hablo un poco fuerte hacia el chico, entonces siento nuevamente ese escalofrío y miró alrededor esperando que esta vez se encuentra el origen y entonces lo veo, a un par de metros lejos de nosotros está sentado un zorro blanco con ojos rojos, nos está mirando y parece que se está riendo, entonces me doy cuenta de que eso no es un zorro cualquiera, no sé lo que sea esa cosa pero estoy seguro de que no me traerá nada bueno, escuchó una voz y recuerdo lo que estaba pasando, Elizabeth ya está de pie y está disculpando al chico. —Vámonos Jack— dice mientras emprende la marcha y sonríe.
Camino atrás de ella. A pesar de que ya pasó todo aún tengo la sensación de que algo grande está a punto de pasar, llegamos a la parada y me despido de ella, aún preocupado, llego a casa subo al techo del edificio y extiendo mis alas para emprender el vuelo.
Adoro sentir el viento en mi cara y esa sensación de frío en mi cuerpo, es una sensación casi tan placentera como la que me hace sentir Elizabeth, sin embargo prefiero amar y estar junto a ella que continuar volando, es por ello que estoy dispuesto a renunciar a mis alas.
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