miércoles, 20 de julio de 2016

11 Declaración de Guerra


-Jack-

Me siento mucho más tranquilo aunque aún anda en mi cabeza la sonrisa de Elie mientras dormía, tal vez pensaba en mi, eso seria maravilloso. El aire huele hermoso por la mañana me levanto temprano porque me siento muy bien y con mucha paz,  llegó a la escuela y está casi vacía a excepción de un grupo de cuatro “porros” con  sus novias y una pequeña chica, inmediatamente las 4 chicas la rodean y comienzan a soltar ligeros empujones.


No soporto ese trato así que me acerco lentamente para tratar de ayudar, pero al parecer no soy el único que piensa así,  un humano de cabello negro ya está frente a ellas diciendo un montón de cosas que no le agrada a los grandulones de sus novios, las chicas retroceden, no quiero a nadie muerto y al parecer el chico no es muy bueno peleando además de que 4 contra 1 es un poco Injusto, me acerco y hablo parándome frente a los grandulones y dando la espalda al flaquito.
—¡Tu quien carajos eres?, no te metas y lárgate.
—Tómatelo con calma sólo quiero ayudar a mi amigo.
— Ya que no te quieres largar, ¿qué tal si lo ayudas recibiendo esto por el?— habla el tipo mientras tira un golpe hacia mí, el cual esquivo fácilmente y empieza la pelea de 4 vs 2, “tengo que terminar esto antes de que vengan los demás porros o algún personaje importante de la escuela”.


Ese pensamiento desaparece de mi cabeza cuando el tipo lanza un segundo golpe, ya no puedo pensar, sólo puedo sentir la adrenalina correr por mis venas, jamás he estado en una pelea y para ser sincero es una sensación bastante agradable, me dejo llevar por la emoción, no cuento cuantos golpes he recibido ni cuantos he dado, lo único que tomó en cuenta es que mi compañero de pelea siga de pie,  tiró otro golpe con el que el último tipo cae al suelo.


Hemos ganado.


Volteo para ver al chico que ayude y tanto él como yo estamos con las manos en las rodillas un tanto agachados, cuando lo miro me sonríe, gesto que yo repito, está mucho más golpeado que yo, pero estoy segura de que no le importa, levantó la mirada y hay un círculo de gente a nuestro alrededor que mira asombrada el reciente hecho, recorro el círculo de personas con mi vista, pero me detengo en una chica de vestimenta extravagante para la época, tiene grandes tacones negros pero con zapatos de niña de primaria, un sombrero miniatura en su cabeza y gran cabello blanco, está mirándome, su mirada me produce un escalofrío, sus ojos son rojos y parecen los de un gato, mi mirada choca con la suya y sonríe con astucia.


Elie se acerca de inmediato nosotros y dice algo sobre mis heridas, lo cual no escuchó, me limito a contestar —Estoy bien, ahora regreso— y comienzo a caminar hacia la chica de blanco, ha dado media vuelta y se está marchando, no pienso dejarla ir así que la sigo.
Llego un lugar vacío y la la he perdido de vista, suspiro.


—¿Hasta dónde llegó el suspiro Cupido?— Giro completamente y la veo sentada con las piernas cruzadas en el barandal del segundo piso, está sonriendo.
—¿Cómo saber que soy un Cupido?— pregunto un poco molesto.
—¿Acaso no es obvio?, el collar— dice mientras señala su propio pecho.
—Ningún humano conoce este collar.
—Nadie dijo que era humana— habla con un tono tranquilo.
—¿Qué quieres?—preguntó aún con un extraño sentimiento en mí.


—Eso no le importa, mejor dígame, ¿qué hace un cupido mezclándose con simples humanos?
—Eso no te importa, mejor dime ¿qué eres?— trato de usar sus palabras en su contra, a mi mente viene la imagen de la puerta gris de la recepción del cielo —¡un momento!, ¿tú eres…


—No se meta en mis asuntos— me interrumpe— no me conoce y no tiene porqué hacerlo, sólo, aléjese de Elie o se arrepentirá— habla sin mostrar algún gesto de enojo, molestia.
—¿Cómo sabes sobre Elie?
—¿Sabe?, realmente no me importa si algún ángel o demonio se mezcla con los humano, pero estos humanos en especial, me pertenecen, no puede tocarlos.

—¿Por qué tendría que obedecerte?


—No tiene malas intenciones, lo admito, pero yo decía esto por usted, los ángeles me agradan, y se que va a perder— suspira— si no quiere obedecer, no me importa, solo le deseo suerte cupido, se va a arrepentir de esta decisión por esto el resto de su vida.


—No te tengo miedo,
—Pues debería,  así no es divertido— suspira nuevamente— solo recuerde que voy un paso adelante de usted— sonríe astutamente.
Elie se me viene a la cabeza y recuerdo que la deje junto a que el muchacho de la pelea, que resulta ser el mismo que la tiro y sentí escalofríos al ver al zorro.


—Corra Sr. Cupido— la chica me susurra en la oreja y como si fuera una orden, corro hacia la enfermería de la escuela, donde seguramente estarían después de una pelea, está vacía, preguntó en la recepción y me dicen que nadie ha llegado en todo el día, salgo y vuelvo a correr para encontrarlos.


—¡RAYOS!—quiero maldecir de nuevo.

Han pasado dos horas, he corrido por toda la escuela buscando a Elie con desesperación, pero aun no la encuentro. Corro hasta el salón de la siguiente clase donde se supone que debería estar y gracias al cielo la encuentro, está parada junto a un par de chicas, corro hasta a ella y la abrazó con todas mis fuerzas.
—¿Que pasa?
—Nada, solo estoy asustado, déjame estar así un momento, por favor— Elie me da unas palmaditas en la espalda tratando de calmarme, siento su dulce perfume a flores y logró calmarme, tenerla cerca de mi es suficiente para tranquilizarme— ya regreso— me separo de ella.
—¿Estarás bien?— pregunta con una cara llena de preocupación.


—Si—salgo del salón, escucho un suave susurro en el viento —¿asustado Sr. Cupido?— lleno mis pulmones de aire y gritó con toda mis fuerzas—¡¡ESTÚPIDO ZORRO ¿QUIERES GUERRA?, GUERRA TENDRÁS!!— y su respuesta en una ráfaga de viento no se hace esperar —Que empiece el juego Cupido— no puedo verla, pero se que esta sonriendo, puedo sentirlo.