lunes, 1 de agosto de 2016

14 El oro


-Elie-

Al principio mis padres estaban en contra del viaje, pero cuando les dije que el trabajo sobre ese viaje valía el 50% de mi calificación aceptaron inmediatamente, por la mañana me levante muy emocionada, es la primera vez que viajo con alguien mas que no son mis padres y aunque Julia no me acompaña, Jack sí lo hace y él me hace sentir muy a gusto, al llegar a la escuela a las 6 am como estaba establecido ya estaban la mayoría, había tres camiones, uno para cada grupo. Jack y yo subimos al segundo y nos sentamos juntos, por la ventana me pareció ver a Evan, pero seguro que no era así, estaba empezando a alucinar pero Jack me trajo de vuelta a la realidad, el viaje en autobús fue bastante entretenido, mi acompañante hacía toda clase de bromas divertidas, o que por lo menos para mi lo eran, me contó varias historias y teorías sobre cómo funcionaba el destino y me aseguro que si el destino fuera una persona le propondría un desafío.


Al llegar a nuestro destino, y esta vez hablo del lugar, nos bajamos del autobús y caminamos hasta el lugar donde nos quedaríamos a pasar la noche, era la casa de un amigo del profesor Manuel, en ella vivían su esposa María y sus 5 hijos, el mayor, Oscar, tenía 11 años, luego seguía Pedro de 9, después Guadalupe de 7 y Luisa de 5, por último estaba Nelly, una bebé de apenas 3 meses. Las mujeres dormiríamos en una habitación y los hombres en otra, pero estaban bastante cerca. La casa  estaba a escasos 10 minutos del pueblo, lo que no era agradable era que estábamos rodeados de bosque 100% natural, con animales salvajes, una oscuridad inmensa y bastante solitario, sin contar las originales leyendas sobre criaturas que habitaban el bosque, que para mi eran bastante interesantes, a Jack le daba mala espina y me recomendó no salir al bosque yo sola, debo agregar que lo que vi esta mañana por la ventana no fue una ilusión, Evan estaba aquí, junto a un chico que me presentó como James, Dorothy también estaba junto a ellos, lo que nos trae al presente, Dorothy está correteando un conejo de la granja que corre muy asustado, Evan la persigue mientras le grita que deje al conejo en paz, mientras que James ríe a carcajadas, Jack mantiene su expresión de frustración, está así desde que vio a Evan y a Dorothy, creo que no le agradan mucho. Mientras tanto yo me pregunto por que Dorothy lleva un traje como el de las campesinas de hace tiempo en no sé qué país, incluso tiene el mandil blanco en su cintura, las trenzas y ese pañuelito blanco en la cabeza.


El profesor nos llama a todos para desayunar, son las 11 de la mañana y ya estoy muriendo de hambre. El desayuno consta de un plato de frijoles y muchos tipos de plantas que no conozco, ademas de caldo de pollo recién hecho, lo bueno de los pueblos es que todo es plantado o criado por los señores y no se requieren hormonas de no se que que tipo, mientras desayunamos el profesor nos dice que es lo que vamos a hacer el dia de hoy y al terminar el también se pone a comer.


María, entra al comedor con un plato grande de arroz y agranda los ojos al ver a Dorothy, casi al mismo tiempo en el que empieza a decir cosas entre susurros, de los cuales solo logro entender “La mujer de la luna”, antes de que pueda levantarme a preguntar la mujer es sacada del comedor por el profesor y su esposo Juan, más tarde me asegurare de preguntar a que se refiere, tengo curiosidad.


El desayuno transcurrió con calma, después de que Maria se calmara un poco, regresó y se disculpó con nosotros. En el pueblo, visitamos la plaza, la mina y el museo al lado de ella,  el teatro e incluso la licorería artesanal, la cual por cierto la visitamos con la condición de que nadie le hable de esto a la directora, el profesor Manuel dice que somos jóvenes y que sI no nos divertimos ahora, más adelante no podremos hacerlo, pero no olvidemos que él ya es mayor, así que no podía faltar su frase de adulto sobre la diferencia entre la diversión sana  y sobrepasar los límites exponiendo tu salud.


Durante todo el recorrido me acompaña Jack, es un chico bastante agradable pero en ocasiones me doy cuenta de que sus comentarios tienen un doble sentido, no respecto al sexo, sino más bien a una especie de declaración sobre sus sentimientos hacia mi, lo cual en ocasiones lo vuelve todo un poco incómodo, en especial por que nos conocemos hace poco.


En estos momentos estamos recorriendo la mina, es un lugar bastante interesante, nunca había entrado a una y me sorprende bastante que todo lo que recorrimos es solo una mini parte de lo que en realidad es, no está permitido ir más adentro ya que es como un laberinto bastante complicado además de que más adentro aumenta la temperatura, al inicio hacía frío, pero ahora estoy sudando del calor que tengo, incluso el agua de los canales a las orillas está tibia.


Al salir de la mina, noto que Evan está mirando el mapa del gran laberinto que está en la entrada, se le ve muy entretenido así que me acerco a él, me quedo un rato conversando, cuando me giro para regresar al grupo me doy cuenta que todos se han ido, incluso Jack, quien dijo que no se alejaría de mí ni un solo segundo, me giro para hablar con Evan.


—Evan, ¿recuerdas a donde debíamos ir después de visitar la mina?
—No, ¿por qué?
—Porque ya nos dejaron atrás.
—¿Qué?— Evan se gira velozmente —¡Maldición!
—Cálmate, los encontraremos, no es un pueblo tan grande o ¿sí?
—No lo se, pero mi sentido de la orientación no es muy bueno.
—El mio no esta tan mal, busquemos en la licorería.
—¿Por qué la licoreria?
—Creo que ahi debiamos ir despues de la mina.
—¿Sabes dondé esta?
—No, pero preguntando se llega a roma ¿no?
—No vamos a Roma.
—Así dice el dicho Evan.
—Ah.


Ambos vagamos por todo el pueblo tratando de encontrar la licorería o el grupo que perdimos, pero Evan es tan distraído que terminamos en cualquier lugar menos los que estamos buscando, nos rendimos después de 2 horas de buscar y decidimos curiosear, al fin y al cabo sabía donde estaba la casa de María, no será un problema regresar.



Pasamos toda la tarde jugando, riendo y conociendo a gente que vive en el pueblo, incluso visitamos el panteón, en realidad Evan no quería entrar pero tampoco quería dejarme entrar sola así que se armó de valor, al parecer no le gustan las cosas de terror, gritaba como una pequeña niña por cada pequeño ruido que escuchaba, era muy gracioso ver su cara de espanto, al final regresamos a casa de María cerca de las 10 de la noche, al parecer nadie noto nuestra ausencia más que Dorothy, que al llegar nos miró con una cara de “sé lo que hicieron pillines” y Jack que pasaba su mirada entre Dorothy y yo mientras hacía muecas de disgusto. En el patio estaba una fogata y todos estaban alrededor de ella platicando, me senté y me perdí en la pequeña danza que hacía el fuego mientras recordaba lo que pasó en aquel salón con Evan.

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